Son innumerables los beneficios que nos aporta la música. Tocar un instrumento es una de las mejores experiencias educativas que puede tener una persona: ayuda a la coordinación, incrementa la confianza de uno mismo, aumenta la creatividad, la capacidad de concentración, ejercita la memoria y reduce el estrés.
Sin embargo, pueden aparecer algunos problemas de salud relacionados con esta práctica. Estudios centrados en músicos o personas que tocan con asiduidad determinados instrumentos musicales demuestran la existencia de una serie de problemas médicos a tener en cuenta. Los más afectados son los que tocan instrumentos de viento y cuerda y los menos, los que tocan instrumentos de percusión. La característica predisponente más importante es el hecho de repetir los mismos movimientos durante horas de práctica, el tamaño y el peso del instrumento, el estrés,etc.
Tocar instrumentos como el clarinete y el saxo comporta una presión en el labio inferior y en los dientes inferiores para soportar el peso del instrumento que puede comportar una mala alineación de los dientes. Pero también con instrumentos como el oboe, fagot, la flauta travesera, trompeta, trombón…puede aparecer problemas debido al protagonismo que tiene la boca en ellos. Problemas como la pérdida de coordinación de los labios y mejillas, el daño de los dientes incisivos, el aumento del acúmulo de placa, la sequedad de la boca, la irritación de la mucosa labial, los desórdenes temporomandibulares o los herpes labiales, entre otros.
Algunos de estos problemas suelen aparecer irremediablemente en músicos profesionales que tocan muchas horas a lo largo de su carrera, pero muchos se pueden prevenir con una buena higiene postural y dejándose aconsejar por el dentista.
Pero no solo los instrumentos de viento pueden dañar tu boca. Otros instrumentos cuya activación no incluyen la boca, también pueden afectarla. Hablamos de algunos instrumentos de cuerda como el violín y la viola. Tocar el violín puede afectar al desarrollo de la mandíbula y a la mordida. Esto se debe a la presión que experimenta la mandíbula cuando los violinistas sujetan el instrumento entre su hombro y la parte inferior de la cara. También suele inducir al músico a apretar los dientes lo que conlleva problemas de bruxismo y articulares.
Prevención como tratamiento
Como hemos dicho, estos problemas pueden afectar a todas las personas que tocan instrumentos, no solo a aquellas que se dedican profesionalmente a ello. Por eso recomendamos que si tienes como afición tocar un instrumento, especialmente si es de viento, o si estás pensando en apuntar a tus hijos a la escuela de música, debes cuidarte de que reciban los cuidados odontológicos necesarios para evitar todo este tipo de problemas.
En el caso de los músicos profesionales, el inconveniente es doble, ya que no solo el instrumento puede afectar su salud bucodental sino que estos problemas orales pueden comprometer su carrera. Una buena prevención es clave para sortear cualquier afectación.