Mejora tu rendimiento deportivo. ¡empieza por tu boca!

Tener una boca sana es fundamental para garantizar la salud general de una persona; pero, si además, ésta es deportista, el cuidado de la cavidad oral aún resulta más importante y prioritario.

La relación entre la práctica deportiva y la salud bucodental tiene una doble vertiente. Por un lado, la práctica deportiva regular suele ser parte de un estilo de vida saludable, que va a limitar los riesgos de alteraciones en la cavidad oral; por otro lado, entre los deportistas, la salud bucodental puede influir en su rendimiento. El deporte supone una mayor exigencia para el organismo, por lo que éste debe estar en perfectas condiciones para rendir al máximo.

Aparte del riesgo aumentado que tienen ciertos deportistas de sufrir traumatismos bucodentales, presentan altos niveles de caries, erosión dental, enfermedad periodontal y problemas oclusales. Entre los problemas más frecuentes encontramos el bruxismo y la caries.

  • BRUXISMO. La tensión que normalmente acompaña al deportista hace que el bruxismo sea un problema frecuente. Este hábito de apretar o rechinar los dientes acarreará problemas de desgaste dentario, generando hipersensibilidad dental, fisuras o fracturas dentales que provocarán dolor o pérdida de piezas dentarias, lo que puede alterar la función de la masticación. La sobrecarga que se asocia a este hábito produce también contracturas musculares, que provocarán dolores de cabeza y cuello. Con la mandíbula contracturada es imposible tener un control completo sobre los movimientos de cabeza, cuello y hombros, lo que limitará significativamente el rendimiento en algunos deportes. Con la relajación muscular se consigue un mayor aporte de oxígeno, una menor liberación de las hormonas relacionadas con el estrés y de ácido láctico, lo que aumenta la resistencia del deportista.
  •   CARIES.  El elevado índice de caries que presentan los deportistas podría deberse a la dieta que siguen, ya que incluye abundantes hidratos de carbono, bebidas isotónicas, gaseosas, zumos y batidos, todas ellas azucaradas. Además el estrés al que están sometidos provoca una disminución del flujo salival, lo que contribuye también al desarrollo de caries. Determinadas especialidades deportivas fijan un férreo control del peso, lo que  eleva el riesgo de padecer trastornos alimenticios.
  • ENFERMEDAD PERIODONTAL. Cuando se hace deporte, la sangre se mueve hacia los tejidos periféricos. Si existe una mala higiene bucal y hay un mayor número de bacterias en la placa bacteriana, durante la realización del deporte la encía va a sangrar en las zonas de contaminación e inflamación. El sangrado de encías es una alerta para acudir al dentista. Además, la presencia de gérmenes orales y de focos inflamatorios alrededor del diente puede facilitar el paso de las bacterias orales al resto del organismo. Los efectos negativos de estos trastornos bucales afectarán al deportista a corto plazo, relacionándose la periodontitis con contracturas musculares, fatiga muscular y recuperación más tardía de las lesiones musculares. Pero también el impacto negativo se prolonga en el tiempo, acarreando problemas más difícilmente tratables y mucha más demanda de tratamientos más complejos y costosos.

RECOMENDACIONES

Generalmente. las enfermedades bucodentales son fáciles de prevenir con buenos hábitos de higiene oral y relativamente sencillas de detectar y tratar antes de que lleguen a dar problemas.

La realización de revisiones periódicas y una buena educación en higiene oral es básica para los deportistas. Debe hacerse una evaluación periódica de la salud bucodental, especialmente antes de iniciar las temporadas, para evaluar los efectos preventivos y tratar las patologías que aparezcan.

 

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